"No conozco los designios de mi vida. No se si seré rico o pobre, si estaré enfermo o gozaré de una envidiable salud, desconozco en que lugar me encontraré o que manera moriré. Pero de lo único que estoy seguro, es que cada Domingo de Ramos me enfundaré mi túnica verde oliva, me dirigiré a mi querido templo franciscano, rezaré delante de tu brillante canasto, y cuando se abra ese enorme cancel y la luz se cuele por las rendijas de mi capirote, una vez más Señor mío, una vez más y por todos los años que tu quieras, mis ojos derramarán lágrimas por doquier".
Lo que el celador no ve...o no quiere ver.No todos somos iguales.
Soleada tarde de Jueves Santo, Hermandad de los Negritos. En primer plano una pareja como Dios manda. Terno oscuro en él y mantilla para la Señorita. Y enfrente...¡Tachan! Antagónico ¿verdad? Y es que...no todos somos iguales.
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