
Se plantó en las entrañas de la Córdoba de Felipe II. Extraordinario cortejo, algo corto de efectivos como si lo bueno no estuviera para todo el mundo.
A destacar como siempre el clasicismo y elegancia del señor de los Reyes, que no se deja (ni debe), llevar por los cambios del bombardino y el flamenqueo.
En el palio todo es bueno, hasta el vestir de D. Manuel Roldán al estilo más ortodoxo.
La señora ya va bajo un cielo de voluntades, de rifas y tortillas de patatas, de esfuerzo cofrade. Pero como dijo la canción, para tener dinero hay que saber gastarlo y ellos han querido lo mejor para su madre, para NUESTRA MADRE. Pronto, a no mucho tardar pasearán un top ten de los palios cordobeses.
Sin duda, una hermandad de barrio, porque sale del barrio ¿Quién diriía qué cruza el puente si llevarán esparto, sandalias y cola?
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